domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo 9:


        El jueves la carta estuvo en “El Sueño de una Noche de Verano” a mediodía. Cuando yo me dejé caer en una de las mesas en frente de Lucas para “Hacer un trabajo de filosofía”. Al recogerla pensé el corazón me iba a estallar. Me dejé caer en la silla con una sonrisa de idiota en la cara.

—Pareces un auténtico gilipollas. —me halagó mi mejor amigo.

        Le ignoré abriendo el sobre de un tirón. Estaba escrita a mano, con pilot 
negro. Y Mara tenía la letra pequeña y cursiva. Y no le pegaba nada.

Respuesta a la Carta Primera:
        Querido admirador secreto: habría sido el triple de fácil enviarme un email, aunque aprecio el toque romántico de una carta. Como no tiene sello, presupongo que la dejaste a mano en mi buzón; lo cual lo hace un detalle aun más personal y agradable.
        Me has alegrado el día por completo, ya que después del divorcio comenzaba a dejar de creer en el amor. Me has dado esperanza y me has hecho volver a sentir joven.
        Por supuesto que estoy dispuesta a avivar la encendida llama que late en tu amoroso pecho. Espero con ansia tu próxima carta en mi buzón.
Con cariño: Encarna Rodríguez.
Siempre tuya.

        No me di cuenta del momento exacto en el que Lucas se levantó de la silla y se puso a leer por encima de mi hombro porque estaba demasiado ocupado sintiéndome la persona más rematadamente idiota del planeta.

— ¿Te equivocaste de buzón? ¿En serio? Cada día eres más triste. —comentó intentando contener la risa.

— ¡Estaba nervioso, joder! —grité intentando defenderme.

        La bibliotecaria nos chistó unas estanterías más atrás y los dos bajamos la cabeza. Lucas aun intentando dejar de reírse de mí.

—Vale, no pasa nada. Vamos a echar a andar el plan B. ¿Vale? No te preocupes, tío.

        Fuimos en bici hasta la calle de Mara cuando estaba completamente seguro de que estaría en clase y nos paramos delante del muro completamente blanco que había frente a su portal.

        Lucas sacó los sprays de la bolsa y me tendió uno. Lo cierto es que llevó más tiempo explicármelo que hacerlo. Cuando terminé con la frase me aseguré de que no hubiese ningún goterón de pintura y me giré para ver cómo le había quedado a Lucas lo suyo.

        Con un pincel fino había escrito la dirección del blog donde pensaba ir colgando las fotos. Para ella. Porque estaba completamente seguro de que eso sí que iba a gustarle.

Tienes la sonrisa que quiero para mis hijos.
Cronicasdelhumo

        Lucas le hizo una foto con el móvil y la subió al blog antes de guardarlo todo y volver a subirnos a las bicis. Pasamos el resto de la tarde recorriendo la ciudad en bici. Haciendo graffitis en paredes lisas y subiendo las fotos a un blog que yo ni siquiera estaba seguro de que Mara fuese a mirar.

Te amo, exista el amor o no.
Cronicasdelhumo


No puedes comprar la felicidad. Pero puedes comprar libros, que es casi lo mismo.
Cronicasdelhumo


No has vivido de verdad hasta que le haces un favor a alguien que sabes que nunca podrá devolvértelo.
Cronicasdelhumo


I don’t mind if we take our time. Because I’m all yours if you’re all mine.
Cronicasdelhumo

        Llegué a casa cansado y helado de frío. Esperando que la policía localizase la dirección desde la que se había creado el blog y me cayese una multa por vandalismo que mi madre no podría pagar ni en 100 años.

        Metí la bolsa con los sprays debajo de la cama y me di una ducha intentando quitarme la pintura negra de las manos. Porque las cosas “artísticas” nunca fueron lo mío y siempre fui muy torpe.

        Estaba secándome el pelo con una toalla cuando mi móvil se iluminó avisándome de la llegada de un mensaje.

Mara: ¡Tienes que ver esto! Cronicasdelhumo.com ¿No es genial? Esta ciudad no es gris J ¡No es gris, Félix! ¡Hay alguien que canta!

        Me costó un poco pillar la referencia a lo que ella misma había dicho sobre la ausencia de un movimiento poético en nuestra ciudad, pero su entusiasmo me hizo sonreír orgulloso.

        Lo de que pusiese mi nombre en el mensaje, o sea, que lo había mandado específicamente para mí, y que no pusiese príncipe azul, también me animó bastante.

Félix: Luego le echo un ojo, que ahora estoy ocupado. ¿Te apetece quedar el viernes que viene? Ver una peli y salir a cenar o algo.

Mara: Mándame un mensaje con la hora. Te recojo con el coche.

        Y por primera vez en mucho tiempo, las cosas parecían salir como yo quería que salieran. Y eso me acojonó más que cualquier experiencia negativa que hubiese tenido en la vida. Porque sabía que en algún momento no muy lejano iba a cargármelo todo.

            ¡Ay si hubiera sabido entonces lo que sé ahora!

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